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MIJAEL CARBONE, LÍDER DE COMUNIDAD TEMUCUICUI: “LA MITAD DE LOS ATENTADOS QUE SE CONOCEN SON OBRA DE CARABINEROS”
A raíz del llamado del gobierno a militarizar la zona y reforzar el estado de catástrofe en La Araucanía, nos internamos en el corazón de uno de los bastiones de la resistencia mapuche. Conversamos con su líder y vimos qué pasa en el interior del lugar calificado como “impenetrable” para cualquier persona fuera de la comunidad. La lucha de las distintas facciones, los autoatentados, los carabineros de origen mapuche, los Luchsinger-Mackay, la nueva constitución y la devolución de sus tierras ancestrales. “Hoy en día hacer un sabotaje a la empresa forestal es digno”, dice.
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Es miércoles por la mañana en Ercilla, Región de La Araucanía. Ha pasado poco más de un mes desde el operativo más grande que se tenga registro en 30 años, cuando 900 miembros de la PDI realizaron un gran allanamiento en Temucuicui que terminó con un funcionario policial muerto y solo dos detenidos. Hoy, el peñi Luis Pangui salió de Temucuicui hacia el centro para cambiar el dominio de un auto que acaba de comprar. Mientras espera, un candidato a concejal por la zona lo saluda y conversan; se conocen desde hace tiempo. Sin embargo, la conversación sube de tono rápidamente. El peñi le recrimina haberse aliado con una persona de derecha para obtener más votos, gritándole que a él nunca le han interesado los mapuche. El candidato le responde que hay que saber de política y que “tú sabes que esto nunca ha sido limpio”. El peñi se enoja y le dice que ya nunca más será bienvenido en la comunidad, discuten y se separan. La comunidad de Temucuicui acaba de agregar otro nombre a la lista de autoridades que no pueden acercarse a su terreno.
La comunidad de Temucuicui está a cerca de 12 kilómetros hacia la costa desde Ercilla, hasta donde se llega por un camino de tierra hasta a un pequeño letrero que avisa que se está entrando a Temucuicui, con un mensaje de que Camilo Catrillanca, que perteneció a la comunidad y que incluso fue abatido aquí dentro, vive para siempre. De hecho, a cerca de dos kilómetros del acceso a la comunidad se encuentra el tractor azul que manejaba Camilo Catrillanca el día en que fue asesinado. Está en la misma ubicación en que quedó luego del tiroteo, a un costado del camino, con la marca visible de por lo menos cuatro proyectiles en el metal. Hoy el tractor viste banderas y homenajes, y sirve como punto de reflexión para cada integrante que pasa por el lugar.
En Temucuicui viven cerca de 250 familias, en un terreno que se extiende por 4 mil hectáreas, de las cuales 300 son cultivables. Acá se trabaja la madera que se recolecta, se comercializa el ganado e incluso construyen sus propios caminos, todo con maquinaria comprada por sus miembros. La idea es que la comunidad sea 100% autónoma y autosustentable, sin depender del gobierno chileno. Los hijos no asisten a los colegios chilenos, comienzan desde pequeños trabajando la tierra y preservando la cultura y el idioma. En el territorio cohabitan las facciones de Temucuicui tradicional con la comunidad autónoma de Temucuicui. Si bien estuvieron divididas por posturas políticas y de cómo enfrentar el conflicto, hoy tienen más puntos en común que diferencias y se sienten “hermanos”. Frente al estado chileno, eso sí, no hay discrepancias: en 2017 anunciaron que, por ejemplo, no iban a dejar pasar a nadie para realizar el censo, por lo que el gobierno decidió no enviar a ningún censista, aunque por otros medios se pudo contabilizar a 271 personas y 83 viviendas.
Una gran parte del terreno corresponde al ex fundo La Romana y el ex fundo Montenegro, que pertenecieron al agricultor René Urban, “una persona muy arrogante en su manera de querer resolver la disputa. Él sabía que estas tierras eran nuestras y siempre supo que no era bienvenido”, dice Miajel Carbone, líder de la comunidad de Temucuicui. El traspaso de tierras a través de la Conadi lo vivieron como una victoria absoluta. Eso sí, reconoce el prejuicio que hay respecto de la comunidad. “Un medio una vez habló sobre la ciudad prohibida, un retrato de tres páginas donde nos criminalizaba y nunca han venido para acá”.
Mijael Carbone Queipul (33 años, cinco hijos), fue nombrado líder de la comunidad en el año xxx. Se ha preocupado de generar economía con todo lo que les da la tierra y reforzar los vínculos para que en el futuro nadie se quiera ir de allí y ser evangelizado por el estado chileno. Dice que la comunidad dio permiso para la entrevista, pero ingresando solo a algunas partes.
¿Con qué se quedan tranquilos?
Nosotros no queremos viajar tan atrás en el tiempo, la historia ni siquiera la hemos escrito nosotros, lo ha hecho el invasor. Queremos que se respete el tratado de Tapihue de 1825, que se realiza cuando Chile ya es gobierno. En ese momento dos naciones se estrechan la mano en un tratado que reconocía la autonomía del pueblo mapuche. El estado chileno decidió vulnerar ese tratado y llevarnos a una guerra incontrolable, donde la fuerza máxima siempre la han tenido ellos. Nos invadieron.
¿Cuál ha sido la piedra de tope para avanzar en una negociación pacífica?
Las grandes empresas son las que han puesto siempre los obstáculos. Todos los políticos son empresarios, entonces ¿cómo vas a ir en contra de los intereses de aquel que está gobernando? La sobre explotación de los recursos es lo que ha llevado a esta situación. Es impresentable que en un río tengan que haber 10 plantas procesando el material, lo destruyan y después se vayan a otra región. Separaron el agua de la tierra, y la venden como cualquier otro producto. Es como si te sacaran la sangre de tu cuerpo. Existe un modelo económico que sobrepasa a todos los gobiernos. Están creando una situación económica para ellos gigante, para cuando el día de mañana los recursos hídricos falten, ellos puedan irse a cualquier lugar con el dinero de todos. Pero ellos se van y nosotros nos quedamos. Esa es la agresión y violencia de la que hablamos.
Violencia que se enfrenta con violencia
Se sabotea a una empresa que le está quitando millones de litros de agua a una población de ese sector. Ese vecino no se atreve a combatir a las forestales porque tiene temor. Pero si un órgano de resistencia de la nación mapuche se atreve a luchar contra ese monstruo, no solamente está cuidando los litros de agua que se llevan, sino que está cuidando la ecovida en general. Cuando acá estaban las forestales, no había nada más que pino y no vivía nada debajo de los pinos. Ahora estamos en un proceso de reforestación para volver a la vegetación nativa y que vuelva la vida. Los sabotajes a las empresas por supuesto que se tienen que hacer. Yo soy categórico y quiero ser franco: respeto mucho a los hermanos de los órganos de la resistencia mapuche y mi admiración hacia ellos. Es difícil pelear con un enemigo tan grande y los valientes lo están haciendo. Hoy día hacer un sabotaje a la empresa forestal es digno, es digno de sabotear. ¿Cuántos heridos ha habido en estos atentados contra las empresas forestales? Ninguno. Nunca se ha atentado en contra de la vida de otra persona.
¿Y qué hay del matrimonio Luchsinger-Mackay?
He evitado hablar sobre ellos en su momento, estuve presente en las audiencias y sé que los hermanos que están presos son inocentes. Ellos no están pagando por el crimen, sino por ser hombres activos, con disciplina política dentro del movimiento mapuche. Ahora bien, me atrevo a decir que murió en su ley. Hemos preguntado y recabado información y me han dicho que era una persona muy arrogante, se fue ganando espacios territoriales bajo la violencia, corridas de cerco, pagaba costos muy bajos que el mapuche estaba obligado a recibir. La situación del latifundio era terrible.
¿Los autoatentados ocurren?
Absolutamente. Los autoatentados son totalmente distintos a los sabotajes reivindicatorios, sobre todo en la forma en que se ejecuta y lleva a cabo la acción. Nosotros sabemos diferenciar perfectamente uno de otro. En los autoatentados no les importa si el trabajador sale herido, llegan y agreden sin importarles nada. Hay mucho carabinero y ex carabinero involucrado. Me pasó una vez de encontrarme a un guardia forestal armado y con chaleco antibalas y me doy cuenta que era un ex funcionario de la comisaría de Ercilla. Hay mucho ex carabinero que está actuando y se nota por su frialdad en el uso de las armas. Nuestra lucha, en cambio, es hacia la faena misma, camiones, pero nunca hacia las personas.
De 10 atentados que hay, ¿cuántos son autoatentados?
La mitad de los atentados que se conocen son obra de carabineros o ex carabineros.
¿Qué le pasa cuando ve a un carabinero de origen mapuche?
Me cuesta mucho entender a los mapuche que son carabineros. Puedo entenderlos por la plata, pero no los apoyo, es una traición. No apoyo que haya hermanos nuestros en las filas de una institución que ha venido asesinando desde la dictadura hasta el día de hoy. He visto a un carabinero matar a mi hermano por la espalda, cómo han matado a gente inocente y siguen diciendo que es una institución llena de gloria. Yo solo veo a un grupo de delincuentes vestidos de verde.
***
Alberto Curamil, es un líder mapuche que en 2019 recibió el Premio Ambiental Goldman, el llamado “Nobel ambiental” o “Nobel verde”. El lonko se encontraba detenido en la cárcel de Temuco cuando fue reconocido internacionalmente por su actividad para detener dos mega proyectos hidroeléctricos y “proteger un río sagrado”. Fue detenido un año antes por un supuesto asalto a una caja de compensación en Galvarino, pero la denuncia, que fue presentada anónimamente, al igual que todos los demás testigos durante el juicio, no pudo ser comprobada, a pesar de que la intendencia pedía 50 años de cárcel. Estuvo 16 meses preso hasta que salió en libertad. Curamil vivió durante años en la comunidad Temucuicui antes de radicarse en Pehuenco.
¿Cómo tomaron el anuncio de traer más militares a la zona?
Como una amenaza, como un gobierno sin dirección que no tiene la convicción de dialogar con el pueblo mapuche. Se refugian ante las armas, ante el ejército y eso solo aumenta la tensión, pero las comunidades le van a hacer frente a la situación.
¿Qué sienten cuando se les trata de terroristas?
Nosotros ya tenemos varios años en este camino por la defensa del territorio y esa defensa no es terrorismo. Nosotros nos defendimos del terrorismo que provoca el estado depredando nuestro territorio, una violencia de estado sistemática que existe a nivel nacional y en el Wallmapu. Nos preocupa que nos llamen terroristas, pero son formas de guerra silenciosa que arma este gobierno, que tiene muchos intereses en el Wallmapu.
Usted logró detener dos mega proyectos hidroeléctricos en territorio mapuche, ¿tiene confianza de que el capítulo se haya cerrado?
Se mantiene la desconfianza al sistema político y económico. Mientras estaba en prisión, el gobierno regional aprobó la construcción de una central hidroeléctrica en el mismo territorio donde rechazaron las otras dos, solo que cambió el nombre. Ese proyecto está aprobado, pero todavía no se ha dado la orden de construir. Este es un modelo donde importa más el dinero que la vida de nuestra gente.
¿Se siente representado por la CAM?
Hay diferencias dentro de Wallmapu frente a todas las organizaciones que existen, pero de la misma forma existe un respeto. No todos podemos ser parte de una orgánica, pero sí parte de una nación y hay espacio para todos. Valoramos todos los aportes de cada orgánica para mantener en alto la nación mapuche.
¿Le interesa que haya escaños reservados para la asamblea constituyente?
Este sistema es tan poco creíble que esos escaños lo van a ocupar los mapuche partidistas que obedecen a este sistema, por lo tanto eso no va a resolver este conflicto. Ellos buscan obedecer al patrón, obedecer al empresario. Podemos tener 100 parlamentarios, pero ellos van a ir por su sueldo. El conflicto se va a mantener, por lo mismo tenemos a la fuerza represiva desplegada en nuestro territorio.
Hace poco más de un mes se llevó a cabo un operativo policial por supuesto cultivo ilegal de marihuana. ¿Hay tráfico dentro de la comunidad?
Niego rotundamente las acusaciones. La lucha la hacemos de manera limpia y clara. Si vamos a fortalecer nuestra lucha tiene que ser desde nuestra producción, que no tiene nada que ver con el narcotráfico del que se nos acusa. Sería una error si nos permitiéramos esto en nuestras comunidades, porque hoy estamos reeducando a nuestros hijos. Estamos tratando de que se hagan mapuche y no seguir lo pasos que te enseñan en los colegios, donde finalmente terminan al servicio de los empresarios.
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